Historia

Venerable Archicofradía de la Purísima Concepción y Real, Muy Ilustre y Fervorosa Hermandad de Ntro. Padre Jesús del Soberano Poder (Ecce-Homo) y María Stma. de las Lágrimas

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Historia ⸻

Hermandad

1955 – 1970: Fundación y Crecimiento Inicial

En el año 1955, bajo el pontificado de su santidad Pío XII y siendo obispo de la diócesis de Guadix el Excmo. y Rvdmo. Sr. Don Rafael Álvarez Lara, se funda el día tres de marzo la Asociación de Camareras de Nuestra Señora de las Lágrimas. La creación de esta Hermandad fue motivada por los deseos y esperanzas de un grupo de camareras y otros piadosos de aquella época, entre los que destaca el Magistral Catedralicio Don Simón Reyes Troyano. Guiados por su fe y devoción, decidieron rendir culto a Dios a través de María Santísima de las Lágrimas, estableciéndose en la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol, donde el Rvdo. Don Manuel Ballesteros Martínez fue su consiliario hasta 1959.

La Hermandad de María Santísima de las Lágrimas tenía como principales objetivos promover el culto público y fomentar la vida espiritual de sus hermanos y devotos. Durante la Semana Santa, efectuaba su Estación de Penitencia la tarde del Jueves Santo. La imagen de María Santísima de las Lágrimas, de gran belleza artística y obra del escultor sevillano Antonio Castillo Lastrucci, fue realizada en 1952 y donada por Don Juan Lirola. Inicialmente, la imagen permaneció bajo la custodia de las madres Clarisas del convento de Santiago hasta que en 1955 fue trasladada a su actual sede canónica. Entre los años 1955 y 1973, la Hermandad experimentó un crecimiento paulatino, tanto en enseres como en el número de camareras. En 1960 se encargó el paso antiguo al maestro Padial, y en 1964 se bordó el manto procesional, obra de la prestigiosa firma «Casa del Arte Español». Para ese mismo año, la Hermandad ya contaba con 270 camareras.

1970 – 1980: Crisis y Renacimiento

Durante los años setenta, la Semana Santa experimentó un notable declive debido a factores tanto internos como externos. En 1977, la Hermandad no realizó la tradicional Estación de Penitencia en la tarde del Jueves Santo. Sin embargo, el Domingo de Ramos de 1978 marcó un punto de inflexión para la corporación, con la elección de Don José Juan Bugés Medina como Hermano Mayor, cargo que desempeñó hasta octubre de 2006. Bajo su liderazgo, se incorporó el cuerpo de nazarenos y, más tarde, en 1982, el de costaleros. En 1986, la Hermandad emprendió un nuevo proyecto: el cambio de horquilleros a costaleros, lo que conllevó la adquisición de una nueva parihuela y la incorporación del palio al paso procesional. Las varas del palio fueron encargadas a la orfebrería andaluza de Manuel de los Ríos, en Sevilla.

1987 – 1999: Expansión y Reconocimientos

El 25 de junio de 1987, Su Majestad la Reina de España aceptó su nombramiento como Hermana Mayor Honoraria de la Hermandad. Durante esta etapa, la Hermandad continuó consolidándose tanto a nivel devocional como patrimonial. En 1997, se presentó al secretario canciller del Obispado de Guadix el texto de las reglas fundacionales de la Hermandad para su aprobación, la cual tuvo lugar el 14 de febrero de ese mismo año por el Excmo. y Rvdo. Don Juan García-Santacruz Ortiz, obispo de Guadix. Con esta aprobación, la Hermandad fue distinguida con los títulos de Muy Ilustre y Fervorosa. A finales de la década, el 30 de julio de 1999, se firmó un acuerdo entre el Rvdo. Obispo de Guadix y el Hermano Mayor de la Hermandad por el que se cedió a la corporación el templo de San Agustín, comprometiéndose esta a rehabilitarlo y reintegrarlo a la vida religiosa.

1999 – 2005: Obras y Patrimonio

Entre los años 1999 y 2002, la Hermandad acometió la primera fase de las obras de restauración del templo de San Agustín. Durante estos años, también se consolidó el carácter artístico de la Hermandad, con la adquisición de enseres de gran calidad. En el ámbito de la orfebrería, destacan las obras realizadas en plata de ley por orfebrería Villarreal, como la corona, los candelabros de cola, el respiradero y la candelería. En el área del bordado, Doña Ana Bonilla Cornejo confeccionó una saya para la Virgen en hilo de oro y sedas, sobre un diseño de Don José Manuel Bonilla Cornejo. En 2005, la Hermandad celebró el cincuentenario de su fundación con una serie de actos que culminaron el 12 de junio con una solemne función en la Catedral de Guadix, marcando un momento clave en su historia.

2007 – 2021: Nuevas Imágenes y Restauraciones

En 2007, la Hermandad adoptó una nueva denominación: Muy Ilustre y Fervorosa Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Soberano Poder (Ecce Homo) y María Santísima de las Lágrimas. Durante esta etapa, se llevó a cabo una importante fase de restauración en la Iglesia, incluyendo la construcción del camarín de la Virgen, la reparación integral de las cubiertas y tejados, así como la mejora del mobiliario litúrgico, la megafonía y la iluminación. Entre los proyectos más destacados, figura la restauración e integración de las pinturas murales del siglo XVI, a cargo del licenciado en Bellas Artes, Don Jesús González.

En lo patrimonial, la Hermandad acometió importantes trabajos, como el rediseño y bordado en malla y oro fino del palio, a cargo de Don José Manuel Martínez Hurtado, y la talla del paso de estilo neo-barroco, realizado por Don Antonio Ibáñez. En orfebrería, destacan los ciriales del paso de misterio con las figuras de los evangelistas, las potencias del X aniversario de la bendición del Ecce Homo, y la daga de la Virgen en plata de ley, obras de Don Alberto Quirós. En 2021, se oficializó la nueva denominación del templo como Iglesia de Santa María de las Lágrimas y San Agustín, y el 21 de octubre de ese año, el Excmo. y Rvdo. Don Francisco Jesús Orozco Mengíbar, obispo de Guadix, reabrió el templo al culto.

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Iglesia

Convento de San Agustín de Guadix.

Tras la reconquista de Guadix, en 1489, se instalan varias familias nobiliarias para repoblar la zona. Una de ellas era la familia Saavedra, que construye su palacete en las inmediaciones de la alcazaba de la antigua Madinat Wadi Ash. Cabe decir que la documentación relativa a este palacio es muy escasa.

Bajo el pontificado de don Juan de Fonseca y Guzmán, en el lugar que ocupaba la casa-palacio de los Saavedra, en 1594, se funda el convento de San Agustín. A iniciativa del provincial de la orden, Francisco de Castroverde, en el capítulo celebrado el 19 de octubre de 1591 en Córdoba, con un breve pontificio, se autorizó la fundación del convento en Guadix, dando licencia a fray Pedro de Valderrama, prior del convento de San Agustín de Granada, para dicha fundación.

También en 1594 se confirman las capitulaciones hechas entre el Cabildo de la S.A.I. Catedral de Guadix y el convento, antes de su fundación, sobre los acuerdos establecidos en relación al diezmo que debían pagar por sus posesiones. Sus principales benefactores fueron Pedro Ruiz de Valdivia y su esposa Mencía de Bolaños y Mendoza, quienes donaron casas para la edificación del convento. Ellos serían, a cambio, patronos de la Capilla Mayor.

La edificación del convento y fábrica de la iglesia se producen durante el siglo siguiente. Fray José Laínez, obispo de Guadix entre 1653 y 1667, agustino exclaustrado, renueva el convento de San Agustín construyendo la iglesia y parte del convento.

La web Patrimonio de Guadix describe así la iglesia: “de planta centralizada elíptica con capillas y galerías superpuestas, con el coro en el piso superior […] En el antiguo crucero, está hoy el presbiterio cubierto con cúpula sobre pechinas […] La fachada es de estilo barroco. La portada que da acceso al interior está flanqueada por dos grandes vanos hoy tapiados. Estos son de arco de medio punto bajo estructura adintelada con frontón triangular y dos pináculos en los extremos. En la fábrica está pintada una falsa rejería. La portada de acceso igualmente se abre mediante arco de medio punto, enmarcado en una estructura adintelada con cuatro semicolumnas sobre pilastrillos y coronada con una espadaña en relieve. En los cuerpos superiores de la fachada existe…».
El patrimonio litúrgico aumentaría hacia 1769, con la supresión del Colegio de San Torcuato de la Compañía de Jesús de Guadix, ya que los ornamentos, vasos sagrados y alhajas de los jesuitas se entregaron al prior del convento de San Agustín.

Las tropas francesas llegaron a Guadix en 1810, instalando en el convento de San Agustín un cuartel. Un grupo de artillería rompió el paño central de la iglesia para poder pasar los cañones por el hueco hacia la alcazaba. Tras la retirada de las tropas francesas de Guadix, los agustinos recuperaron su convento. El decreto del 1 de octubre de 1820 suprimía todos los monasterios monacales, mencionando los de la orden de San Agustín entre otros, destinando todos sus bienes al crédito público, con un total de 10,88 Ha de regadío.

El mayor atentado contra el patrimonio de la Iglesia surge como consecuencia de la aplicación de los decretos de exclaustración de Mendizábal de 1836, que ponía a la venta los bienes de las instituciones religiosas. Por esta ley se declararon patrimonio nacional los bienes, raíces, rentas, derechos y acciones de las comunidades e instituciones religiosas de ambos sexos, y se dispuso que se sacaran a subasta pública. La Orden de los Agustinos desaparece definitivamente de Guadix.

En el inventario de los bienes del templo existente en el expediente de desamortización, nos encontramos con varias imágenes, entre las que resaltamos las siguientes por su interés para nosotros: una imagen de la Purísima Concepción en la capilla mayor; un cuadro de un Ecce-Homo con marco en el coro; y una efigie de un Ecce-Homo en la sacristía.

Seminario Conciliar de San Torcuato

Desde la exclaustración de los frailes agustinos, el convento sufre un gran deterioro, siendo rescatado por la diócesis tras la firma del Concordato de 1851, bajo el gobierno eclesiástico de don Ramón Vargas. El edificio se recupera como casa de misión y ejercicios espirituales del clero diocesano. La Diócesis de Guadix, a través del Seminario Conciliar de San Torcuato, compra la Alcazaba a don Felipe Ramírez de Aguilera y Bercín, como consta en la escritura de compraventa del 18 de enero de 1868, otorgada ante el notario de Guadix don Luis de Alarcón y Ariza. El objetivo era que los seminaristas tuvieran un lugar de esparcimiento.

Fray Vicente Pontes y Cantelar, obispo de Guadix entre 1876 y 1893, centró su labor intelectual en el Seminario Conciliar de San Torcuato, donde quiso formar sacerdotes con un amplio bagaje intelectual y espiritual, que se resume perfectamente en su lema educativo “Ciencia y temor de Dios”. Él fue quien llevó a cabo el traslado del Seminario desde su primera ubicación en la casa palacio de los Ramírez de Arellano, en la plaza de la catedral (hoy Escuela de Artes), al antiguo convento de San Agustín, un edificio más amplio y diáfano. Debió ser algo sentimentalmente querido, por tratarse del convento de la orden de la que él procedía. El traslado oficial se produjo el 1 de octubre de 1880 en una solemne ceremonia.

Durante la Guerra Civil (1936-1939), la iglesia de San Agustín, administrada por el Ayuntamiento y la UGT, sirvió como almacén general de víveres para la población civil. El edificio sufrió un gran deterioro, al que hay que sumar el derrumbe de la cúpula central.

Don Rafael Álvarez Lara, obispo de Guadix entre 1943 y 1965, llevó a cabo una serie de reformas en 1949. La planta del edificio fue transformada, dotándola de una sola nave principal rectangular con bóveda de cañón sobre arcos fajones y lunetos que iluminan todo el espacio.

En 1952, el seminario se divide en “mayor” y “menor”, quedando el menor en el extinto convento de San Agustín y el mayor en una nueva edificación junto al Colegio Máximo de Cartuja en Granada, administrado por la Compañía de Jesús. A finales del siglo XX, el edificio se abandona definitivamente, cediendo el seminario y la alcazaba al Excmo. Ayuntamiento de Guadix en 1996, quedando la iglesia segregada bajo la titularidad de la Diócesis de Guadix.

Finalmente, la Diócesis de Guadix, encabezada por su obispo don Juan García-Santacruz Ortiz, suscribió un convenio de cesión del templo de San Agustín a favor de la Muy Ilustre y Fervorosa Hermandad de Nuestra Señora de las Lágrimas.

Iglesia de Santa María de las Lágrimas

El 30 de julio de 1999, la Hermandad de las Lágrimas se hace cargo de la iglesia conciliar del seminario diocesano San Torcuato. Ésta se encontraba declarada en estado de ruina: “Que dicho templo de marcado carácter histórico, artístico y religioso se encuentra en la actualidad en un avanzado estado de deterioro, calificado por los técnicos como ruina”. Este convenio, que posteriormente se ampliará el 5 de abril de 2005, muestra el deseo por parte del obispo diocesano de “restituir dicho templo, no solo a la historia y al legado cultural-artístico de la ciudad, sino algo más vital e importante: reintegrar dicho templo a la vida litúrgica y religiosa cristiana para la que fue construido”.

En estos 23 años que la Hermandad dispone del templo, ha realizado 4 fases de intervención con una inversión de más de 650.000 €, añadido a un esfuerzo humano por parte de los hermanos de esta corporación, lo cual es imposible de cuantificar, pero sin duda superaría la anterior cifra. A grosso modo, podríamos definir estas fases de la siguiente manera:

1ª Fase: Se amplía una puerta lateral en el presbiterio, hacia la calle posteriormente denominada de Jesús del Soberano Poder (Ecce Homo), para poder cumplir uno de los principales fines de la Hermandad, que es la estación pública de penitencia la tarde del Jueves Santo. Se realizan unos cierres en las capillas laterales correspondientes a la iglesia antigua, que estaban totalmente a la intemperie durante decenas de años, propiciando su deterioro total.

2ª Fase: Se reintegra la totalidad de los arcos, bóvedas y cúpulas de la construcción de la iglesia nueva para recuperar bóvedas y estructura de la antigua. Es importante señalar el rebaje del suelo de más de un metro y medio hasta alcanzar el original, colocando un suelo de mármol en toda la nave del templo.

3ª Fase: En esta fase se acomete de urgencia la rehabilitación total de los tejados delanteros y la incorporación de un camarín que serviría de cerramiento del altar mayor, que al estar a la intemperie ocasionaba filtraciones de humedad, provocando el desplazamiento de los muros y el movimiento de la cúpula del altar mayor. Esto también permitiría la veneración del titular más importante de la Hermandad: María Santísima de las Lágrimas.

4ª Fase: La fase actual comprende la limpieza y saneamiento de las capillas laterales y la restauración integral de las pinturas murales, que permitirán volver el templo a su estado original en tiempo y forma, según el convenio suscrito entre el Obispado y la Hermandad. Exceptuando la recuperación de la cúpula original central que, por indicación de la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, no permite su realización porque “el espacio del templo restaurado deberá ser una restauración y no una nueva construcción que modifique el volumen de la nave elipsoidal ni introduzca una cubierta metálica de cúpula con linterna”, según carta remitida el 13-12-2006 (Expediente BC.01.210/06).

Desde el punto de vista litúrgico, la Hermandad viene realizando sus actos propios que marcan sus estatutos junto con su consiliario y, por ende, rector del templo. Para ello, realiza un esfuerzo económico importante en mobiliario, utensilios y ornamentos propios del culto litúrgico cristiano (campanas, sagrario, megafonía, altar, copón, bancos, estaciones del Vía Crucis, etc.).

La Hermandad, conjuntamente con el rector del templo, está recuperando, con criterios históricos-devocionales, las antiguas veneraciones relacionadas con el propio templo y la parroquia de Santiago, a la que pertenece la Hermandad de las Lágrimas, destacando la incorporación, en el año 2009, de la advocación de la Hermandad Sacramental de Jesús asomado a la ventana (Ecce Homo), que tiene sus orígenes en la parroquia de Santiago en el siglo XVI y se incorpora como titular de la Hermandad, con capilla propia en la iglesia en cuestión. También se está recuperando la Archicofradía de la Purísima Concepción, con antecedentes en el siglo XVI, en la ermita de San Marcos (dependiente de la parroquia de Santiago) y en la parroquia de Santiago. Además, se están fomentando las devociones a San Agustín, San Torcuato, titulares de este templo, así como a San Nicolás de Tolentino, Virgen de Correa y Consolación, hermandades extintas con sede canónica en dicha iglesia.